Domingo 23 de Diciembre 10:26 pm
Estaba viendo el final de la 3ra temporada de Modern Family cuando de pronto un sonido interrumpe mi descanso. Un mensaje nuevo.
- ¿Estas en tu casa?
No tenia guardado el número en mi celular. Decenas de rostros aparecieron en mi mente, tratando de darle sentido. ¿Quién podría haberme mandado ese mensaje y por qué quiere saber si estoy en mi casa a estas horas?
Sin saldo, mi única esperanza era pedirle un mensaje prestado a mi papá. Bajé las escaleras y lo desperté.
- ¿Para que quieres un mensaje? Habla del teléfono de la casa.
- No quiero h-a-b-l-a-r. No sé quien es.
- Haz lo que quieras. Que necias son las mujeres.
Estaba tecleando el número en el celular y decidí que hablar era más fácil. Que necias somos.
- Hola, em... ¿Estas en tu casa?
- Si ¿Por qué?
- Ah, bueno... sal.
Me colgaron. La voz del individuo fue, sin error alguno, la de pinche Arnoldo.
Después de dejar el teléfono en la mesa alcancé a ver por la ventana un auto rojo que se alejaba de mi casa. Hasta ese momento supe de lo que se trataba todo esto. Agarré las llaves y salí de mi casa y ahí en la banqueta estaba una bolsa de regalo, con la cara de un hombre de nieve. Tomé el regalo y entre a mi casa, lo dejé en el escritorio donde tengo los regalos para mis amigos y pensé que abrirlo hasta el 24 en la noche o el 25 en la mañana sería la mejor opción. Subí 3 escalones y los bajé de nuevo, agarré el regalo y subí con el hasta mi cuarto.
Dulce y maldita tentación. Agité la bolsa, sentí pesado; tuve que mirar dentro, tenía que. Hojas, un libro. ¿Cuál endemoniado libro? Mi curiosidad quedo satisfecha pero aún vivo en incertidumbre.
Gracias por ser mi Santa y tener complices que me asustan a las 10:26 pm.
